Consumo de cafeína y lactancia materna

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Es recurrente que las mamás lactantes se planteen retomar el consumo de café si a lo largo de el embarazo lo dejaron, instante en que tienen la posibilidad de aparecer inquietudes sobre si la cafeína puede pasar al niño recién nacido por medio de la leche y si ésta supone un peligro para el lactante.

¿Se puede tomar cafeína a lo largo de la lactancia?

La cafeína, tanto del café como de otras bebidas (infusiones o refrescos), ingerida por la madre pasa a la leche de la mamá en alguna cantidad, de manera que cuando el niño recién nacido lacta puede recibir esta cafeína y ocasionarle irritabilidad, insomnio o intranquilidad. Sin importar ello, el consumo de alguna proporción de cafeína a lo largo de la lactancia se considera seguro por la Organización De america de Pediatría y por la Organización De españa de Pediatría.

Se cree que si la dosis de cafeína ingerida por la madre es mayor a 300 mg al día es (en dosis únicas no superiores de 200 mg) cuando tienen la posibilidad de manifestarse indicios en el niño recién nacido. Entonces un consumo de 2 a 3 tazas de café listo en el hogar se podría tener en cuenta seguro para el lactante. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que la sensibilidad de cada niño recién nacido a la cafeína es diferente y probablemente haya jóvenes más sensibles que a una dosis menor muestren indicios.

La cafeína tarda precisamente una hora en pasar completamente al torrente sanguíneo y unas cinco horas en eliminarse completamente del organismo. Por consiguiente, un plan que se puede usar para evadir que al niño recién nacido le lleguen pequeñas o moderadas proporciones de cafeína es aguardar un tiempo desde que se ingiere la bebida con cafeína hasta que se otorga de mamar al niño recién nacido. Si pasaron de 4 a 5 horas, la proporción de cafeína que queda en el cuerpo de la madre ya es muy baja y, de esta manera, la cantidad que probablemente halla en la leche además lo va a ser.

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En cualquier situación, si el niño recién nacido ingiere cafeína además hay que tomar en cuenta que no la metabolizan tan ágil como los mayores, por lo cual ésta permanece más horas, inclusive días, en su cuerpo. De esta forma, es aconsejable no sólo tomar en cuenta la dosis de cafeína que toma la madre sino que ésta puede acumularse si se toma de manera recurrente y recurrente y estar en una cantidad más grande por efecto acumulativo.

La cafeína fuera del café

Otro aspecto que se debe tener en cuenta es que la cafeína no sólo está en el café sino que la tenemos la posibilidad de consumir desde otros comestibles o bebidas. El café tiene entre 40 y 200 mg de cafeína por cada 100 ml según el tipo de café, como bien detalló Juan Revenga en este texto. De media, un café habitual podría tener entre 60 y 100 mg de cafeína. Es decir, que por un café, a priori, no le debe ocurrir nada al niño recién nacido. No obstante, debemos acordarse que la cafeína está en otras bebidas, comestibles o inclusive medicamentos. Entre otras cosas, una lata de refresco de cola (330 ml) tiene la posibilidad de tener entre 93-106 mg de cafeína (si es light entre 114 y 122 mg); un té negro de unos 180 ml podría tener entre 4 y 16 mg de teína, 40 g de chocolate negro tienen dentro unos 194 mg de teobromina, en una bebida energética de 330 ml hay entre 100 y 230 mg de cafeína y en una barrita de chocolate energética unos 100 mg. La teobromina y la teína son sustancias de la familia de la cafeína que trabajan al mismo nivel y de manera muy semejante. Y en relación a los medicamentos, varios medicamentos, algunos muy recurrentes, tienen dentro cafeína como excipiente en su estructura, por lo cual es considerable prestar atención. Entre ellos está la aspirina (50 mg de cafeína por comprimido), la biodramina (50 mg por comprimido) o el desenfriol (32 mg por sobre).

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En cualquier situación, si sin importar un consumo bajo de cafeína el niño recién nacido muestra indicios como irritabilidad, inconvenientes para conciliar el sueño o nerviosismo que no son propios de su carácter se sugiere cesar a lo largo de unos días el consumo de cafeína y ver su evolución, ya que la cafeína tiene la posibilidad de ser la causa de la irritabilidad y debemos estar alerta a si los indicios mejoran en el niño recién nacido al sacar la cafeína pasados unos días.

Cantidad segura o de bajo riesgo

Resumiendo, la proporción de cafeína que se considera segura o de peligro bajo para el niño recién nacido es la ingesta de parte de la madre de menos de 300 mg al día. Es decir, unas dos o tres tazas de café. Más allá de que se debe tomar en cuenta el sumatorio final del día en el consumo de cafeína que llega de otros productos. Además, si espaciamos en el tiempo la toma de café con la toma del niño recién nacido procuramos que la proporción de cafeína que queda en el cuerpo y en la leche, y por consiguiente la que llega al lactante sea menor. De algún forma, hay que acordarse que es bastante más relevante sostener la lactancia materna a que pasen reducidas proporciones de cafeína al niño recién nacido (siempre que no le provoquen síntomas), tal es así que hay que evadir dejar la lactancia por tomar un tazón de café.

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